Adictos a la escritura- Creación de un personaje

 Hola!!
La actividad que teníamos para hoy en Adictos a la escritura consistía en la creación de un personaje literario a partir de una ficha.
El que yo he usado para este ejercicio es un personaje secundario de uno de los libros que andaba escribiendo, así que se puede decir que ya tenía hecha la ficha y sólo he tenido que adaptarla al modelo común.

Nombre: Samuel
Edad: 19
Estatura: 1.81
Complexión: Atlética.
Pelo: castaño claro.
Ojos: marrones.
Atuendo: cuando está de caza viste el uniforme de la Sección Purgadora de Licántropos: botas militares, pantalones largos de color marrón, camiseta negra de manga corta, y una chaqueta también negra con el escudo de la Sección estampado en una de las mangas.
El resto del tiempo suele llevar camisetas sencillas de manga corta, pantalones vaqueros y deportivas.

Personalidad:
Es una persona callada y discreta, a quien no le gusta llamar la atención. Sin embargo, eso cambia completamente cuando se encuentra en un ambiente que considera agradable. Ahí no tiene problema alguno en relacionarse con los demás e incluso en convertirse en el payaso de turno consiguiendo alguna risa o bufido por sus habituales bromas.
Es muy torpe y le cuesta mucho seguir el ritmo de los demás pero pone tanto empeño en lo que hace que se gana la simpatía tanto de instructores como compañeros, quienes no se lo piensan a la hora de echarle una mano.
Es por eso que a primera vista puede dar la impresión de ser una persona débil y todos tienden a subestimarlo. Cuando empiezan a conocerlo se dan cuenta de que su perseverancia y el no dejar que nada en absoluto lo detenga es lo que de verdad lo hace fuerte.
Siempre ha sido fiel a sus principios, y esto le provocará muchos quebraderos de cabeza cuando esos principios empiecen a desmoronarse.

Le encantan las armas y pasa horas dedicándose a perfeccionarlas, aunque su pasión, como la del resto de sus compañeros es aquello para lo que los han entrenado: la caza de licántropos.

Pasado:
Sus padres pertenecían a la Sección y siguiendo las normas él ingresó en ella al cumplir los siete años. Al principio las clases se centraban en lecciones sencillas de moral: por un lado los monstruos que devoran humanos, por otro lado los purgadores que libran al mundo de esas bestias. A pesar de todo Samuel no llegaba a comprender la verdadera importancia de su labor como cazador.
Algo dentro de él cambió aquella noche. Tenía trece años y les habían permitido salir durante el plenilunio para presenciar una cacería. Aunque había estudiado hasta la saciedad la manera de aniquilarlos e incluso la psicología de la bestia, no estaba preparado para el espectáculo de carne, sangre y vísceras que se encontró ante sí. No le hizo falta mirar al lobo que se ocultaba en alguna parte en las sombras. Los cuatro disparos seguidos del aullido de dolor fue suficiente para sentir un extraño regocijo y para fantasear con que la próxima vez sería él quien dispararía el arma.

Adictos a la escritura-Amigo invisible para Viqqi

Este es el segundo proyecto propuesto por el blog Adictos a la escritura. Se trata de El amigo invisible, en el cual cada uno tenemos que regalar un relato al amigo que nos haya tocado. Lo difícil de esta actividad es que el regalo debe ser de alguna manera personalizado, en cierto modo especial para esa persona.

Mi amiga invisible es : Viqqi, del blog Sueños en colores(lo recomiendo). No la conocía de antes así que hice un poco de "trabajo de campo" e investigué sobre sus gustos. Así descubrí que le gusta leer y escribir historias de amor, por eso finalmente me decidí por hacer un relato de ese estilo. Me basé en ella para la protagonista y le añadí algunas cosas que encontré en su sección "¿Quién soy?"

Siento que sea cortito pero es que estoy de exámenes y no he podido extenderme mucho más delante del ordenador. De todos modos lo he hecho con mucho cariño!!!

Sueños en colores


Me gusta sentarme en la terraza de la heladería sin más compañía que una libreta y un bolígrafo. Observar a la gente que pasa e inventar vidas, creerlas mías por un momento. Respirar el aire y saborear esos instantes al mismo tiempo que el helado de chocolate y vainilla, apurándolos antes de que se derritan. 
Pero sobretodo me encanta tumbarme en el sofá con los ojos cerrados y entonces crear, o quizás recordar, otros mundos.

El universo de Harry Potter se me había quedado pequeño hacía años. Y un día no me bastó con los viajes guiados, quería salir a la aventura, escribir mis propias historias. 
Hasta entonces las había guardado todas en un cajón. Tenía la esperanza de que alguien lo abriera accidentalmente y encontrara mis relatos. Pero sabía que aquello no ocurriría, que los folios son incapaces de contar lo que tienen escrito, a no ser que alguien sople suavemente sobre ellos y desvele el secreto que esconden. Eso les fastidia un poco al principio pues, después de todo, se encuentran muy unidos a la tinta. Pero al final acaban aceptándolo e incluso les parece bien.

Así que creé un blog por internet para compartir mis escritos. Sueños en colores. 
Sin embargo hasta hoy no me había dado cuenta del elemento recurrente en mis historias de amor. 
Siempre me ocurre lo mismo, me pongo a escribir, y la mayoría de las veces lo hago sobre él. Precisamente sobre él de entre todos esos rostros anónimos que pasan por delante de la heladería. 
Es fácil distinguirlo. Va siempre acompañado de un labrador retriever de pelaje dorado. El mismo color que el cabello del chico. 
En unos relatos le pongo una personalidad, en otros otra, pero siempre es gracias a él que surgen las palabras adecuadas. 
Imagino que en la realidad somos muy distintos. Él tiene pinta de ser una de esas personas que se pasan el día fuera cuando nieva admirando los copos de nieve en su lenta caida. En cambio a mi me gusta dejar que el sol en invierno me caliente los huesos y el alma. 
Él camina con la vista fija en el suelo. Yo en cambio, siempre levanto la mirada al cielo. Allí encuentro castillos, dragones y cachorritos juguetones peleándose por una manta de franela.

Por un instante pienso en levantarme y saludarlo, pero me contengo. Me saldría un saludo demasiado natural, tanto que él no podría evitar preguntar: "¿nos conocemos?", y entonces yo no sabría que responder. 
También cabía la posibilidad de que soltara alguna estupidez. En ese caso no podría evitar sentirme decepcionada.

Lo que hago a continuación es ridículo. Escribo en una servilleta la dirección de mi blog y me acerco a él con paso decidido. Lo miro con esa sonrisa casual de los repartidores de propaganda y le doy la servilleta. Masculla un "gracias" y yo doy media vuelta y me marcho por donde he venido.

Quizás ahora, cuando lea esta entrada se reconozca en ella.




Espero que te haya gustado Viqqi. Me ha gustado mucho tenerte de amiga invisible :)